7:20



Cuando tenía 11 años, para reyes, mis papás me regalaron esto: una Barbie. La particularidad de esta es que, además de tener los pies planos, es completamente articulada: puede abrirse de piernas 180 grados, las rodillas se pueden doblar hasta que los talones toquen su trasero, los codos también se doblan. El nombre de esta Barbie es "gimnasta", y para lograr que le quepa el título los fabricantes agregaron en la caja una serie de accesorios bastante incompatibles entre sí: un par de pesas, cintas, una medalla olímpica, zapatillas, un bolso, una toalla, calzas, malla, vincha y muñequeras. Cualquier persona, aún los que no hacemos deporte, sabemos que la gimnasia artística (categoría que usa las cintas en algunos ejercicios) no es compatible con las pesas (cualquier tipo de ejercicio que endurezca los músculos es evitado por los deportes que requieren flexibilidad); la medalla olímpica no cabe en la categoría step-modeladora que nos da el bolso con la toalla, y las zapatillas no entran en la práctica de la gimnasia olímpica, donde se usa calzado tipo ballerina.

Ahora ¿a cuento de qué Mattel decidió que estos son los accesorios que entran dentro del universo gimnasta? ¿porqué son equivalentes al ramo de la Barbie novia, o al bebé de la Barbie enfermera, o al perrito de la veterinaria?

La Barbie abre a las niñas un universo de posibles -dejemos de lado las acusaciones que implican estereotipo de belleza incompatible con la mujer común- en el que se muestran distintas profesiones correspondientes con distintos tipos de mujer -también dejemos de lado el hecho de que ella no es madre, sino hermana-novia eterna-hija-etc. y las que sí son madres son sus amigas-, y los elementos que trae para afirmar esa posibilidad corresponden más al campo del verosímil que al campo de lo real. La vestimenta es una identificación-afirmación de un perfil creado, y los accesorios se usan para reafirmar esa condición.

Es una idea un poco abstracta, pero compleja, real y cotidiana: muchas veces nuestra indumentaria no se corresponde con lo que realmente somos, sino con lo que queremos ser o queremos que el resto crea que somos, y nos armamos un disfraz como la Barbie, a partir de lo que imaginamos corresponde a esa matriz que deseamos mostrar, y es el verosímil como imaginario social el lugar en el que encontramos las herramientas para hacerlo

1 comentarios:

Unknown dijo...

muy buen blog lali!
hay que tener cuidado con las barbies, dejo besos
aioss