Desde el envase;
Acaso ella intenta escaparse?
Libre o atada?
Soy yo o algo mas allá de mí?
Nos cubre o nos libera?
Tal vez sea la única que se salva de la pesada vestimenta que nos cubre y simboliza. Sin color, ni texturas, sin detalles ni combinaciones acaso ella si sea libre de vivir y mostrarse como quiere. Encontralá!! Oculta o sobre la luz dice algo mas de nosotros mismos.
No sé. Se me ocurre.
_Hola! Cómo andas?
_ Bien, necesito que me acompañes
_Si! Dónde?
_ A comprar ropa!!
_Que bueno! Al shopping?
_No, a Emaus
Para los que no lo conocen, Emaus es una organización caritativa que organiza ferias americanas a partir de la ropa que le es donada para la recolección de fondos para la gente o actividades que necesita. Hay muchos lugares en donde se organiza este grupo. No muy disímiles a lo que son las Ferias Americanas o el Ejército de Salvación, lo que allí encontramos es ropa y diversos objetos usados, en general en buenas condiciones, a muy bajo costo. Todos algunas vez al menos pasamos frente a una de ellas. Más de uno se viste completamente con ellas.
No se si se trata de una moda, “boom” o vanguardia, pero cada vez es mayor la cantidad de personas que transitan sus pasillos.
Por unos pocos pesos, te vestís. Si por supuesto que es más barato que el shopping, las galerías, los paseos de compras, oulets o centros comerciales.
Pero cuando visitas sus percheros te encontrás no con simples telas cortadas y cocidas. Cuando yo paso frente a ellas me encuentro con una historia, un vestido, pantalón o remera que formó parte de una vida, quizá fue protagonista de un romance o pelea. Tal vez fue arrancada con los dientes o abrigo un día de inverno mientras realizaba un paseo.
No lo puedo evitar. Cuando llego a Emaus y veo los percheros repletos, me da la sensación de vidas que cuelgan, de historias y sentimientos. De alegrías y tristezas. No me gusta. Por ahí mi mamá tenga razón, y en vez de gastar $200 en un jean nuevo consiga uno por $20, en muy buenas condiciones y así podría comprarme 10 diferentes.
No veo mal quien las frecuenta, más bien los comprendo, admiro y felicito por su actitud tan razonable y de alta rentabilidad. Pero debo de confesar. Detrás de las críticas que he pronunciado sus beneficios me hicieron caer en su trampa. Y mientras mi amiga se probaba y probaba encontré entre las miles de texturas y colores, tamaños y modelos, un chaleco que me encajo perfectamente. Por $5 lo compre. Lo lave y planche. Y así, una historia llevo sobre mis hombros. Y a ella nuevas experiencia le voy a sumar. Vos, ya te cargas de alguna historia?.
Ingresando a: http://www.clarin.com/diario/2007/05/20/espectaculos/c-01422059.htm podemos ver a la señorita Ingrid Grudke diciendo esta gran frase. Un pensamiento casi filosófico (no somos tan buenos) que, tomando en cuenta la fuente, nos asombra por su claridad. Ingrid define y se define dentro de la cultura de la imágen; sociedad de información somos al fin e información puramente generada por imágenes (aparentemente los libros sí morderían).
Pobre Ingrid, le han hecho creer que ella sólo vale por su cuerpo, por su imágen, y ella lo defiende orgullosa. Lejos de sentirse ofendida o disminuida como mujer, tiene asumido el rol que la sociedad de la imágen le ha asignado: Una figurita.
Momento ENVASES de la nota: Sin desperdicios la respuesta a la pregunta del periodista de clarín: ¿Y te gusta leer?... De "palabra" no vas a trabajar nunca, no Ingrid?
Me acuerdo que al principio no lo quería, lo aborrecía. Pero con el tiempo esa marca de identidad y de defender mi colegio a muerte se transformó en una herramienta de gran comodidad. NO TENÍA QUE PENSAR QUE PONERME. Solo ocuparme de lavarlo durante el finde para que este limpió, perfumado y planchado para el lunes. Solo una preocupación y nada más.
Pero no fue esta la única metamorfosis de mi uniforme. Si era mi uniforme y el de mi escuela, el que compartía con mis compañeros y junto a los que nos sentíamos parte de una institución, pero no cualquiera, sino, a la que pertenecí, de la cual forme parte durante 12 años.
Esto se convirtió en parte de una doble competencia. Por un lado, aunque no todos formábamos parte de ello, una lucha por quien lucia mejor con él. Quien era mas lindo o la mas llamativa. Aquellas que lo usaban con los correspondientes 4 dedos arriba de la rodilla, otras que los duplicaban o más. Ellos, sin corbata y con la camisa afuera, y los que eran la burla de usarlo impecablemente alineado.
Por el otro, frente a el otro uniforme. Frente al otro, no alumno de otra escuela, frente al otro que cargaba de esa otra identidad.
Me acuerdo de las miles de piñas repartidas por mis compañeros, también las que ellos recibían, cuando se cruzaban con el otro uniforme y la fuerza que lo cargaba.
También, no es para olvidarse, se trata de la marca de una determinada escuela. Esta institución y no otra. Por una parte pura publicidad, quien diría, también, puro marketing. Pero esta publicidad dependía en parte de cómo eran quienes lo utilizaban. Como nos comportábamos quienes lo llevábamos puesto era la imagen que este colegio representaba. Que situación complicada. Los gronchitos del colegio San Juan, y los top´s del Santa Rita.
Fuente de unión como de dispersión y lucha, una simple combinación de gamas y texturas nos convierte en simples portadores de una identidad y en instrumentos de mero negocio.
En la vieja sociedad rural, fuertemente estructurada por el cristianismo, el tiempo de "carnestolendas" ofrecía mascaradas rituales de raíz pagana y un lapso de permisividad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa formalidad litúrgica de la cuaresma. 1
Cargarme de sentido, de valor, de identidad. Yo no quiero ser igual. Yo quiero ser yo. YO QUIERO SER. Y para eso me pongo, calzo y peino de tal manera y no de otra. Elijo esto y no aquello. Para que me reconozcan y conozcan. Dentro y fuera de mi grupo. Para destacarme.
No te preocupes, es algo inconsciente. Cachivache y discreta, elegante o sport, estas mostrando lo que sos y querés ser. No otra cosa, yo soy esto y vos no.
Y dentro de un grupo con algún interés o gusto en común lucho por darme o conocer, conservarme, y crecer, desarrollarme y expandirme.
En una sociedad apresurada no hay tiempo para darme cuenta si sos bueno o malo, lindo o feo a través de una charla o relación. Es triste, y ya lo sabes, es tu imagen la que esta hablando por vos.
Vos qué es lo que querés decir? Estás seguro de que tus prendas lo están expresando correctamente? Rebelión o conservación?.
Yo no me puedo vestir “normal”. Intentando o no revelarme contra el sistema, opto o no por aceptar lo que este me ofrece. Y a partir de ahí arreglátelas! para llegar a intentar ser.
Rebeldes
Calavera no chilla
Símbolo de bandidos y rebeldes, el 2007 la convirtió en ícono del guardarropa de las teens más transgresoras.
Pero, ¿Quién lo puso como símbolo? ¿Qué son las teens? ¿Un año lo ha impuesto como moda?. Que se yo. Ya no se que creer.
Pienso, nose si lo compartes, que algo impuesto no representa ni da a conocer un verdadero movimiento rebelde. Basta de pavadas, una revista teen no nos habla de revolución. Sino de simple consumismo.
Ser rebelde esta de moda. Es la moda. Y un símbolo de muerte es lo que se impone. O nos imponen.
Pero si estamos hablando de muerte, que oportunidad verdadera nos dan para quejarnos, hablar, manifestar, chillar. Esta misma es la que se esta callando. Más que una calavera nos ponen una venda en la boca. Este es el icono de moda.
Sinceramente, no soy un loco bárbaro por usar un vestido con huesitos ni un pín con una calavera, donde resalta más la marca que el símbolo de la supuesta rebelión.
Lo que se esta transgrediendo es la ingenuidad de las jóvenes que ahora pueden ser rebeldes sin oponerse al sistema, sino, mas bien, reproducirlo. No te quejes de la falta de participación política. Llénate de calaveras. Vestiste de negro y compra la revista. Que el próximo icono será tu cabeza.
Ni siquiera el color de ojos, boca fina, manos delicadas.
El porte sobre la persona. Vestir de traje no es lo mismo que lleve puesto un pantalon deportivo.
Recorda, tomate un momento. Y si te pones a pensar en alguien que conociste el finde samana, es mas probable que te acuerdes de su vestimenta y no de su cara. No te paso? y si no vestia como a vos te gusta ni te acercabas.
Sinceremonos, es algo de todos los días. A mí, a vos, a él. A todos nos pasa. Nuestra imagen es la impresion que nos queda. La que nos permite acercarnos o cruzar de calle. La que conquista, la que habla de mi y de él, de todos nosotros. La que me hace pensar que somos compatibles, que tenemos cosas en común. O acaso que lleve la remera de La Renga o de Madonna, se vista Punk o Hippie, no me da la primera pauta para que me interese convensar con el, ella o ellos.
Yo no lo niego. A mi me pasa todo el tiempo. Elijo por la ropa, por la presencia, por su vestimenta. Y al levantarme y buscarme que ponerme, no solo pienso en mi comodidad y estar abrigada. Se, entiendo y me conozco que a partir del buzo y pantalón que me pongo busco compatibilizar con alguien.