5:58



Los etnólogos encuentran en el carnaval elementos supervivientes de antiguas fiestas paganas de invierno (Saturnalia), de celebraciones dionisíacas griegas o de fiestas romanas.
En la vieja sociedad rural, fuertemente estructurada por el cristianismo
, el tiempo de "carnestolendas" ofrecía mascaradas rituales de raíz pagana y un lapso de permisividad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa formalidad litúrgica de la cuaresma. 1


En la edad media, el disfraz del carnaval servía como protesta ante los poderosos: las parodias de aquellos que oprimían al pueblo eran muchas y muy crueles, y las máscaras permitían hacerlo sin temor a ser castigados: no se puede amonestar a quien no se sabe quién es.


Luego, el carnaval fue aquella fiesta en la que se podían desplegar los instintos y deseos coartados por la religión. Las mujeres casadas podían declarar el deseo por un hombre ajeno sabiendo que gracias a la máscara quedaban a salvo de las habladurías y el reproche social.


Hoy, los carnavales quedaron reducidos a megaeventos turísticos, en los que se gasta mucho dinero para ganar el premio a la mejor puesta en escena. el único resquicio que queda del carnaval popular son las fiestas de disfraces, donde hasta el más indiferente gasta horas para armar un buen disfraz, y a partir de lo que usamos jugamos a ser lo que siempre quisimos haber sido, o mostramos cuan ridículos nos veríamos: sublimamos, cambiamos, jugamos por unas horas a ser otros, solamente con agregar algún elemento ridículo a nuestra ropa. Se juega la identidad, pero también se juega el deseo.

0 comentarios: